martes, 19 de marzo de 2013

ENIGMÁTICA ILUMINACIÓN



 Cuenta una vieja leyenda                                                      
Que goza de gran antigüedad                                              
Aunque no por pertenecer al pasado                                
Carece de veracidad.                                                            
Que cumplido el día séptimo                                             
De cada inicio trimestral
Unos fenómenos extraños
Por doquier tienen lugar.

 Se trata de aquellos seres
Todos de origen vegetal
Se despiertan, se remueven
Y del letargo quieren escapar.
Según fuentes fidedignas
Es un suceso singular,
De toda luz existente
Tallos y hojas pugnan por brotar.
También dice esa magnífica  historia
que sus ramas se quieren abrazar.
Es un sentimiento profundo
que no debemos truncar.
Mas si ese hecho sucediese
y sorprendida esa unión está,
observada por una criatura
de este mundo ,humana y mortal,
es vaticinio de algo bueno,
de una gran amistad,
dos personas desconocidas
milagrosamente conectarán.
Pero si este fenómeno extraño
Por desgracia, no tuviese lugar
Nada sucedería, todo igual quedaría
Y seguiría siendo un día normal.

Esto aconteció una vez
En dos vidas en particular.
Una de ellas redecoraba,
Su morada quería cambiar.
Instaló bonitos paneles
Y puntos de luz, para iluminar.
Cuando todo estuvo acabado
Con una foto quiso inmortalizar.
Era una obra de arte,
Constancia debía quedar.
Ni corto ni perezoso,
La instantánea decidió tomar
Mas cuando vio el resultado,
Había allí algo anormal.
Unas ramas, unas hojas,
Brotaban de lo irreal
No existían, no se veían,
Pero en la foto querían estar.
Achacó culpa a la cámara,
A un fallo de calidad,
Pero en el fondo algo temía,
Aquello no era casualidad.

 Pasados algunos meses,
Cuando ni osaba recordar,
Ocurrió lo inesperado
Algo imposible de evitar.
Conoció a una persona,
Al parecer alguien especial,
Pero no sólo era por su parte,
Existía reciprocidad.
Los dos de sexo contrario
Iniciaron gran amistad.
Los dos, en cualquier horario,
Se buscaban para charlar.
Era una relación bonita,
Era conexión sin igual,
La confianza creció entre ellos,
Se llevaban fenomenal.
Ese contacto mutuo,
Ese quererse buscar,
No pertenece al pasado
Al contrario, es actual.

Entonces, ¿es cierta la historia?
¿La leyenda es real?
¿Tienen las luces poderes?
¿O es algo sideral?
Aquellas ramas se buscaron,
Y una prueba ha de quedar
En la foto de aquel humano,
Que las consiguió retratar.

 Pero algo quedó en el aire,
Que la cámara no pudo captar.
Las ramas al fin se abrazaron,
Se alcanzaron a tocar.
¿Cuál será el significado?
¿Será algo más que amistad?
Lo cierto es que existe un “algo”
Más allá de lo terrenal.
Todo lo que suceda desde hoy,
Nunca nadie lo sabrá,
De pensar en posibilidades,
El mundo entero tiene libertad.

Por eso las leyendas antiguas,
Todos hemos de respetar.
A veces ocurren, a veces no pasan,
Que son ciertas, nos gusta pensar.
Los personajes de este escrito,
Aún su historia han de contar.
Pero lo que es seguro y verídico
Es que muy bien conectadas están.
Y ese vínculo intocable,
Nadie lo podrá cambiar.

 


 

 

 

viernes, 15 de marzo de 2013

EL AMOR, SIEMPRE

 Dicen que el amor es ciego,
Cuánto daría porque fuera vidente.

Desearía ser su punto de mira,
Para así poseerlo siempre.
No me gusta ser objeto
De miradas indiferentes.
Quiero que beban de mis ojos
Quiero que de mí sean creyentes.

Escrito así, de este modo
Sensación da de prepotente
Mas anda lejos mi sentimiento
Quien así lo vea,  me malentiende.
Mi pasión es amar, sentir,
Conocer con un hombre el deseo ardiente.
Y la única manera que mi ser propone,
Es mantener el amor latente.

Quiero amor, sí, lo quiero todo.
Pero eso es lo que mi corazón siente.
¿Acaso no es un ideal común?
¿No es lo que quiere toda la gente?
Sé que no es tarea fácil
Pero constante mora en mi mente,
Conseguir vivir la vida,
Combatir la soledad frente a frente.
Que me amen a cada minuto,
Y amar apasionadamente.

La esperanza es mi aliada
Mi bandera en anhelo floreciente.
Hasta que encuentre lo que más ansío,
Mantener mi cama caliente.
Noche tras noche amar a alguien,
Y sentirme amada igualmente.
Confío en que  mi deseo se cumpla
Y cuando así sea, dure eternamente.

Dicen que el amor es ciego
Cuánto daría porque a mí me viese.



GRANDES PENSAMIENTOS

IMAGEN vs. PALABRA

MELODÍAS PARA SOÑAR


lunes, 11 de marzo de 2013

DESDE EL OTRO LADO (I)



Estaba petrificada. Todavía era incapaz de moverse, de articular un solo dedo. Además, de poder hacerlo tampoco hubiese sido capaz de llevarlo a cabo, dado que la cuerda que le sujetaba las muñecas, se le incrustaba en la carne, cortándole parcialmente la circulación, y notaba sus dedos fríos y acartonados. Pero en ese momento no era lo que más le preocupaba. Y tampoco le molestaba demasiado, o más bien, apenas apreciaba el pañuelo que le amordazaba la boca. Recordó que ese pañuelo se lo había regalado su nieta,  hacía ya casi un año, para su cumpleaños. Era un pañuelo muy bonito, de un suave color malva, adornado con unas insignificantes florecillas de un rojo intenso. Se acordó de aquel día como uno de los más felices en los últimos años. Hacía ya un tiempo que no disfrutaba del día a día, desde el fatídico momento en que perdió al hombre de su vida. Desde entonces, las pocas alegrías de su existencia se las proporcionaba su nietecita, aquella pequeña de sonrosadas mejillas que se desvivía por ella.
Ese bonito pañuelo, ahora le vedaba la posibilidad de emitir sonido alguno, de pedir socorro, de avisar a quien fuese, que alguien estaba allí, invadiendo su casa.
En la oscuridad de aquel viejo armario, se entremezclaba el hormigueo de sus extremidades, la hinchazón de sus labios ante la presión de la mordaza y aquel penetrante olor a naftalina, que maldijo un sinfín de veces porque le estaba provocando alucinaciones.
Aguzó el oído. Su agresor debía estar registrando la habitación. Todavía no se explicaba cómo no le había hecho nada a ella. Simplemente la asustó de aquella manera tan altanera y, después de inmovilizarla, la encerró en el armario. Pensó que no era normal. Y, de repente, lo vio todo claro.
Notó cómo la sangre  le ascendía a la cara, y un calor abrasador se desprendió de todos sus poros al mismo tiempo que el corazón le martilleaba a cien por hora.
No quería nada de ella. No era su objetivo. Sólo la había quitado del medio, para dejar el camino libre.
Su nieta vendría a visitarla, como todos los días, y él estaría esperándola, al acecho, escondido para saltar sobre su presa.
¿Qué podía hacer? Miles de pensamientos se arremolinaron en su cabeza. Pero no podía salvarla. Apenas podía moverse entre la ropa del armario. Sus rodillas le dolían y empezaba a tomar conciencia de lo apretada que estaba  la cuerda de sus muñecas y el pañuelo de su boca. Además, los años le cobraban factura y no era tan joven como para iniciar un asalto aventurero y abrirse a lo incierto.
Repentinamente oyó la llamada a la puerta. Todo había acabado. Era el fin.
Con voz débil y achacosa, sorprendentemente muy similar a la suya, alguien contestó desde el interior.
-Pasa, bonita, está abierto.
Oyó como la puerta se abrió y una voz angelical dijo:
-Hola abuelita, te he traído el pastel de manzana que tanto te gusta. Mamá lo ha hecho esta mañana. Y unos bollos de miel y almendras, de los que te encantan.
-Gracias Caperucita. Ven, acércate un poco que te vea mejor. Hoy no me encontraba muy bien y me he quedado en cama.

………..
 

martes, 5 de marzo de 2013

IMAGEN vs. PALABRA


GRANDES PENSAMIENTOS


EN POS DE SU DESTINO


Cuando por vez primera vio el inmenso cielo azul, se le iluminó su cara. Carita remojada que comenzó a brillar en tornasol al compás de una danza entre piedra y piedra.
Disfrutaba con saltar de recodo en recodo, emitiendo aquel tintineo, que en días silenciosos, acompañaba a todo el que se asomaba a saber de él.
Desde el primer momento había sabido que su fin sería glorioso, el fruto de su esfuerzo, a lo largo de su camino, daría como resultado la expansión en todo lo largo y ancho de su estado inicial. Pero ese camino sería duro, difícil, tortuoso.
Su crecimiento fue notable, pero inversamente proporcional a su ímpetu. Mantenía el deseo de su meta, aunque la celeridad de obtener lo más deseado empezaba a disminuir y el esfuerzo comenzaba a hacer profunda mella en todo su ser. No por ello cejó en su empeño de seguir hacia adelante, siempre en pos de tan magnífico final.
Cuando llegó a su madurez más intensa, muy próximo a su vejez, ya no gozaba con la fuerza y la resistencia propias de aquel que un día descubrió el firmamento. En su lugar, avanzaba un ser maduro, parsimonioso, sensato, que admiraba las maravillas que a su paso desfilaban, que prefería alcanzar su destino sin prisas, sin aceleración, sin diligencia.
Apreciaba el valor del momento y se entretenía en la mera observación de su entorno, de todo lo que le rodeaba.
Ese era él. En lo que se había convertido. Maduro y con cuerpo, como un buen vino, a la espera de lo más ansiado.
Y por fin llegó el gran día. Su final, cercano, ya estaba aquí y, pausado, pero sin detenerse, se abandonó a su suerte. Su luz se entremezcló y pasó a ser una increíblemente más poderosa. Todas sus partículas se disgregaron y tomaron forma en un ente infinito. Su canción dejó de ser única para convertirse en una orquesta multivocal. La sensación de libertad fue ilimitada y se sintió pleno, en total éxtasis y en completa comunión con la inmensidad que ahora le rodeaba.
El pequeño riachuelo que un día nació de entre las rocas, por fin, se unió al infinito mar.



MELODÍAS PARA SOÑAR