viernes, 2 de noviembre de 2012

TOCAR FONDO

Le suplicó y le rogó como nunca a nadie le había implorado. Le juró y perjuró que jamás volvería a suceder. Le pidió comprensión y tolerancia. Pero lo único que obtuvo fue desprecio, indiferencia y rechazo.
El error cometido, repetidamente ya, estaba cobrando su precio. La recaída en el alcohol le estaba hundiendo irremediablemente para no dejarle levantar cabeza de nuevo. Carecía de su apoyo, de su lealtad y compasión.
Reconocía que no había obrado bien, que sus promesas no tenían ahora valor alguno. Comprendía la desaprobación y repulsión por parte de ella. Aún así, apelaba a los buenos sentimientos, al recuerdo de lo que antaño representaron el uno para el otro, al apego que una vez existió y que ahora, sobradamente, había dejado de prevalecer. Le hizo volver la vista atrás y revivir la confianza mutua, el respeto incondicional y el amor que sintieron por encima de todas las cosas.
Como respuesta recibió un “no puedo más” y un adiós.
Sumido en las tinieblas y la desesperación, decidió acabar con el maldito problema y, sin pensárselo dos veces se dejó caer  por el puente en el que una vez, hacía ya veintisiete inviernos, una joven pareja, selló su amor con un beso,  en el  mismo lugar en el que ese fatídico día, la desilusión y el abatimiento ponían fin a esa historia.

1 comentario:

  1. Etilo, ...bien podría haber sido el nombre de alguna deidad griega o romana. Quizá lo fuese, pero quizá también, fue que cayó en el olvido por su errática trayectoria. No en vano, la química describe a este grupo como influyente en la estabilidad emocional...

    (ver comentario muy curioso acerca de esto en http://es.wikipedia.org/wiki/Etilo )

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