viernes, 2 de noviembre de 2012

AÑORANZA

Busqué por todos los confines del mundo,
y no le hallé.
Alcé mi voz, revelando lo más oculto,
y no obtuve respuesta.
Imploré volver a sentir su presencia,
mas el gélido vacio acudió a mi llamada.
¿Qué fue de aquel que exaltaba mi espíritu?
¿Dónde habita el que hacía florecer las rosas de mi alma?
Partió sin más, una fría mañana de invierno,
dejando atrás preguntas, dudas y grandes decepciones,
un corazón en suplicante agonía
y la incertidumbre hambrienta de razones.
Solitario resta mi universo ahora,
ensordecedor silencio que envuelve mi ser al completo.
En un rincón el único consuelo que me conforta,
y al que únicamente aferrarme me queda,
la esperanza de algún día
volver a sentir su piel en la mía...

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