Nació en una fría sala de hospital. Sus tiernos 6 otoños no conocieron otro lugar. Jamás salió al exterior, nunca pisó otro suelo que no fuese el embaldosado de aquel edificio. El mal, diagnosticado el día de su aparición en el mundo, avanzaba a pasos agigantados y, en breve, conquistaría cada rincón de su tierno cuerpecillo. Pero ella, se sentía fuerte. A pesar de los numerosos cables que crecían de sus brazos, piernas, e incluso nariz, todas las noches, inclinaba su cabeza para así, poder atisbar por la ventana.
Allá en lo alto estaba su pasión, su ilusión, su anhelo. El firmamento , en todo su esplendor, le ofrecía lo que ella más deseaba, le mostraba con gran entusiasmo aquel cúmulo de bonitas lucecillas que la habían observado desde que tenía uso de razón. Siempre en el mismo lugar, siempre en la misma ventana.
“Un día tocaré una estrella”.-Esto le había repetido noche tras noche a su madre, que, lejos de ilusionarse con este hecho, le rogaba a lo más alto que pudiera salir algún día de aquel lugar.
“Una noche, me levantaré de aquí y saldré volando por la ventana. Subiré y subiré y llegaré donde está aquella pequeñita. ¿La ves, mamá? Aquella de allí. ¿Verdad que será bonito? Cuando llegue, te saludaré con la mano y tú podrás verme desde aquí abajo. Mamá, no llores, sólo será un ratito, luego bajaré y te explicaré de qué está hecha la estrella. Y tú te pondrás muy contenta de que esté de nuevo a tu lado. Y nos reiremos, ¿verdad? “.
Y tres días más tarde, la tan esperada noche llegó. Ni siquiera se percató que las sábanas dejaban de molestarle en su piel. Se sintió liviana y supo que había llegado el momento. Se sintió feliz y achacó el revuelo formado en la habitación entre doctores, enfermeras, aparatos y demás, al hecho de poder elevarse. Aunque no supo entender la razón por la que su padre y su madre no estaban contentos, todo lo contrario, lloraban desconsoladamente. Pensó que ya se lo preguntaría más tarde, cuando volviese de su gran viaje.
Unió sus brazos al cuerpo y se impulsó hacia arriba a través de la ventana. Y subió y subió y subió. El aire le acariciaba la carita y, al mismo tiempo le refrescaba. Al cabo de poco tiempo una gran luz le iluminó el rostro y el mágico polvo le salpicó todo su ser.
Había llegado. Era su estrella.
Alargó la mano y la tocó. Y su pequeño cuerpecito se inundó de luz y su alma se embriagó de felicidad. Su sueño, cobró vida.
Este texto lo comentaré como anónimo. No quiero que me veas llorar...
ResponderEliminarPrecioso.
Te entiendo. A mí también me ha hecho llorar.
EliminarSoy compañero de John Reds. Una persona que escribe esto tiene que ser una persona con unos sentimientos maravillosos.De corazón es un placer leerlos, compartir una vida contigo debe ser una fuente de momentos increíbles. Un gran abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Toni. Es un placer tener lectores como tú. En cuanto a los sentimientos, no creo que sean muy diferentes a los del resto del mundo. Sería un día de inspiración... De todas maneras, te agradezco el comentario y me alegro de que te haya gustado.
ResponderEliminarGracias a ti por tus cariñosas palabras. Realmente tienes una facilidad grande para escribir. John, me mandó un escrito tuyo sobre un hombre con turbulencias en su matrimonio y no sabía como hablarlo con su mujer, muy bueno. Otro gran abrazo de Toni
ResponderEliminarGracias por tus sinceros halagos. De verdad, me abruma tu entusiasmo. Respecto al texto que mencionas, el de mi querido Marcial, un día de estos asomará por estos lares, y,lo que es más, está en proyecto una segunda parte... todo se andará.
ResponderEliminarMuchas felicidades por tu comple, espero que aunque dos días tarde lo aceptes. Mil felicidades !!!!!!!. Toni
ResponderEliminarGraciassss!!! Muy amable por tu parte. Este Johnny que ya lo ha dicho, no? O es que, por casualidad te ha introducido en el grupo del facebook?
EliminarNo ha sido Johnny,, me lo comunicó un estrella que brillaba más que ninguna me dijo; el sábado fue el cumple de Elena y el 18 de Agosto es su santo, asi fue y asi queda. Toni
ResponderEliminarDoy fe. :D
ResponderEliminarMolt trist peró molt tendre i bonic. Grácies Selenita
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